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Sonnet Mondal

-1990-

Es un poeta, editor y autor hindú de An Afternoon in My Mind -Una tarde en mi mente-, (Copper Coin 2022); Karmic Chanting -Canto kármico- (Copper Coin 2018); Lautaten Dopaheren (Rajkamal Prakashan Pvt. Ltd 2024); Nistun Geleya Divsanchya Vaatevar (Copper Coin en asociación con la Fundación Raza 2023), y otros seis libros de poesía.

Recibió el Premio Conmemorativo Gayatri Gamarsh a la excelencia literaria en 2016, el Premio Godyo Podyo Probondho en 2023 y fue preseleccionado para el Premio Literario Tagore en 2020. Sus escritos han aparecido en publicaciones de Europa, América del Norte, Asia y Australia. Sus obras recientes han aparecido en Harper's Bazaar, Virginia Quarterly Review (Universidad de Virginia), Stand Magazine (Universidad de Leeds, Reino Unido), Words Without Borders, Singing in the Dark (Penguin Random House), revista Luvina (Universidad de Guadalajara, México), La Otra (Universidad de México), Indian Literature (Sahitya Akademi), Poetry Salzburg Review (Universidad de Salzburgo) y Mascara Literary Review, entre otros. Mondal fue uno de los autores del proyecto Rutas de la Seda del Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa de 2014 a 2016 y fue escritor invitado residente en la Residencia de Escritura de Almaty en 2023. Director fundador de la Cátedra Noches de Poesía -Festival Internacional de Poesía de Calcuta-, Mondal edita la sección india de Lyrikline (Haus für Poesie, Berlín) y se desempeña como editor en jefe de Verseville. Ha sido editor invitado de Words Without Borders, Nueva York, y Poetry en Sangam, India. Sus obras han sido traducidas a más de veinte idiomas.

Esta es una muestra de sus poemas:

La respuesta

Una tierra árida busca libertad,
para empaparse de las maravillas
de la tranquilidad después de esta tormenta.

Los caminos le son familiares.
No el olor del aire.

Los árboles ya no intermedian.
Sus compromisos se cumplieron.

¿El nuevo parafraseo nos necesita?

Un cuenco vacío cae al suelo.

El sonido parece conocido.

Estaba allí en el silencio
antes de la tormenta.

Páginas carbonizadas

Las páginas que albergaban historias
buscan un hogar hoy.

Los cuadros sobre las paredes guardan silencio,
Los han abandonado al luto.

Mientras el silencio recupera su reino,
Los huesos desnudos de los libros
usan el dialecto del vacío
para articular y halar aquellos
                heraldos dentro de ellos

y permitir que sus diatribas e incitaciones
reverberen hasta reventar sus tímpanos.

Los libros aún yacen allí,
con los vestigios de ellos

con algo para leer en soledad
con algo en qué pensar después del caos.

Mi estado actual

Las Mil y Una Noches, Denver, Cuatro Hermanos
y la solitaria y temblorosa tapa del whisky 
penetrando las llagas de la nostalgia
emergiendo de una brisa seca de invierno
se desvanecen como el silbido ininteligible
de hojas marchitas en medianoches heladas.

Entregándome a ritmos caprichosos
un baile de gala aparece dentro de mí,
la dama de mi fantasía se moldea a sí misma
en el reflejo del cristal.

Una mariposa herida cae y lucha
en él antes que yo pudiera tomar mi último sorbo.

Me recuerda mi estado actual.

La bocina nocturna del ferry

Cada noche, alrededor de las 2 a.m.,
el ferry habla de su presencia.
Su bocina solemne, como el llamado de medianoche
de un viejo guardia nocturno, ruidoso y audaz.

Una imagen vaporosa de aguas que fluyen
se convierte en imágenes sólidas
dentro de los párpados cerrados de aquellos
que beben la cultura de idolatrar noches.

El aullido lejano de perros callejeros
nunca diluye la quietud.
Ellos se mantienen pasivamente desafiantes.

Vida rizada, formando esferas
de languidez, que se aflojan en los bordes
y los recuerdos se equilibran, se acumulan
en una casa de naipes
cayendo con cada bocina
y volviendo a formarse con un suspiro.

En tal oscuridad, marcada por
las bocinas del ferry,
flores con pétalos arrancados
se aferran a sus tallos en fe.

Escombros

Los libros ya no huelen a papel
El papel ya no huele a educación
La educación merodea como hojas marchitas
Y las hojas caen como lágrimas sobre las llamas.
 
Los escombros se parecen a un motín fallido.
Junto a las mesas, las sillas y los libros.
 
Se parecen a los esqueletos de una humanidad esbozada
Que repiquetea a un ritmo chapucero.
 
Ya siento que mis huesos están batiendo los tambores—
No reconozco el ritmo al que pertenecen.
 
El veneno está divulgando sus propios almanaques.
Los oídos arrojados a trance.
 
Déjeme ir ahora.
Si alguna vez los escombros se convierten nuevamente en una escuela
y no un museo
 
Vuelva Ud. a llamarme a esta tierra.

               Traducciones de Khedija Gahoum